jueves, 15 de noviembre de 2012

SÍNDROME DE CAPGRAS Y SÍNDROME DE FRÉGOLI

El síndrome de Capgras o ilusión de Sosias es una forma de delirio de los más extravagantes que se conocen. En él, la persona está completamente convencida de que alguien, generalmente una persona muy conocida para ella, es en realidad un completo impostor que está tratando de asumir su identidad.

Esta enfermedad está relacionada con la pérdida del reconocimiento emocional de los rostros familiares. Su causa podría ser una desconexión entre el sistema de reconocimiento visual y la memoria afectiva.


Este síndrome ha sido desrito por Jean Marie Joseph Capgras en el año 1923, los pacientes que manifestaban este delirio aseguraban que cierto individuo de su entorno era un doble idéntico al original físicamente, aunque no psicológicamente.


Un enfoque mejor para estudiar el síndrome de Capgras consiste en examinar más atentamente la neuroanatomía, y en concreto las rutas cerebrales relacionadas con la identificación visual y las emociones. En un cerebro normal, las zonas encargadas de reconocer caras retransmiten información al sistema límbico, situado en las profundidades del centro del cerebro, que generan respuestas emocionales a rostros particulares. 



Cuando miramos a la cara, la corteza temporal reconoce la imagen y transmite la información de la amígdala para discernir el significado emocional de ese rostro.

Resulta interesante contrastar esta patología con el llamado Síndrome de Frégoli, en el cual ocurre justamente lo contrario: alguien físicamente distinto a un conocido nuestro nos parece la misma persona, ya que su forma de actuar y de manifestarse nos hace estar convencidos de ello.




El síndrome de Frégoli es un trastorno delirante que consiste en la creencia de que personas conocidas tienen otra identidad.

Se caracteriza de modo que los pacientes se sienten perseguidos por una persona a la que creen ver en todas partes, por un individuo que es capaz de adquirir la apariencia de alguien conocido, el aspecto de personas de su entorno familiar cambiando la cara como si fuera un actor.

Como todo delirio se trata de un sistema de creencias incoercible e inmodificable, que requiere de tratamiento psiquiátrico con medicación del grupo de los neurolépticos.

Ambos síndromes son considerados raros, y en el fondo compartirían cierta ideación paranoide y conspirativa, en el sentido de que la persona siente que están tratando de engañarle.


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