Los órganos de los sentidos son la vía de entrada de toda la información que proviene del exterior y que le permite al cerebro desarrollar su inteligencia, sus emociones y sus sentimientos.
Gracias a los sentidos podemos:
- Comunicarnos con todo lo que nos rodea.
- Saber cómo son las cosas con lujo de detalle
- Aprender, al registrar en nuestro cerebro lo que vemos, oímos, olemos, sentimos y saboreamos diariamente
- Cuidarnos y detectar a tiempo cualquier peligro
- Gozar todas las maravillas que existen en nuestro maravilloso mundo
- Conocer y convivir con todas las personas
Los órganos de los sentidos de la vista, el gusto, el olfato y el oído, están conectados directamente al cerebro mediante los nervios craneales, el del tacto pasan antes por la médula espinal.
Los sentidos transmiten todo lo que perciben y el cerebro lo ordena para convertirlo en un conocimiento, lo almacena, lo clasifica y lo utiliza cuando es necesario.
Todos los sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, son igualmente importantes, pero por sus funciones especiales, unos son más necesarios que otros.
Sin el sentido del tacto una persona no podría sobrevivir, al evitar que la piel mande al cerebro noticias sobre temperaturas, formas y consistencias de objetos, piquetes y mordidas de animales y otras sensaciones importantes, el cerebro no podría mandar instrucciones para que se activen las defensas y se reparen los tejidos dañados.
Si se pierde la vista o el oído se puede llegar a desarrollar más otros sentidos. Si se pierden los sentidos del olfato o gusto, las personas pueden fijarse mejor al consumir alimentos y aspirar sustancias.
El cerebro para cada sentido funciona de la siguiente manera:
La VISTA: La luz se convierte en señales nerviosas, penetra el cristalino, la enfoca sobre la retina, llegan a los receptores de luz que son los conos y bastones, se impulsan al nervio óptico en donde se convierten en imágenes y llegan al cerebro, el cual organiza la información. En realidad vemos con el cerebro a través de los ojos.
El OÍDO: Los sonidos llegan al cerebro después de viajar por el oído y llegar al nervio auditivo y bulbo raquídeo en donde pasan por estaciones repetidoras que transmiten los sonidos a la corteza auditiva que registra los impulsos sonoros de ambos oídos.
Las señales llegan a la corteza auditiva, en el cerebro y son interpretadas, registradas, agrupadas y almacenadas. Esta parte del cerebro está muy comunicada con los centros que procesan el lenguaje y le dan sentido a los sonidos del habla.
En los centros de la audición, ubicados en los lóbulos temporales a la altura de las sienes, se registra el volumen de los sonidos, si son fuertes o tenues, lo que depende de la fuerza con que nos lleguen las ondas sonoras.
Se registra también la altura o intensidad de los sonidos, si son graves o agudos, lo que depende de la frecuencia de dichas ondas por segundo y también se registra el timbre, o sea la mezcla de ondas sonoras que distingue a cada instrumento o voz.
Todas las ondas sonoras llegan a la corteza auditiva, los ruidos, o sea los sonidos desordenados, son interpretados en el área del cerebro llamada Wernicke. Los sonidos son la base de nuestro lenguaje, las palabras son formadas en el área de Broca que se localiza debajo del lóbulo frontal.
El GUSTO:Funciona cuando algún alimento u objeto activa las papilas gustativas que están conectadas a numerosos nervios que llevan la señal hasta el cerebro. Si lo que probamos no nos gusta o está echado a perder, el cerebro reacciona y manda instrucciones para protegernos, una de ellas es la náusea o el vómito.
El OLFATO: En la mucosa de la nariz hay infinidad de terminaciones nerviosas que captan los olores y los transmiten de inmediato al nervio olfatorio para ser llevados al cerebro. Como esta acción es muy rápida y el cerebro reacciona inmediatamente ante los olores, debemos tener mucho cuidado ya que hay sustancias que son tan peligrosas que afectan y alteran el funcionamiento de alguna o varias secciones del cerebro.
El TACTO: El sentido del tacto, manda primero sus sensaciones hacia la médula espinal, si ella puede arreglar el problema lo hace y si no, transfiere la orden al cerebro para que éste a su vez, mande la instrucción adecuada para que la piel se repare o el dolor se calme.
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