Esta pregunta que se han hecho muchísimos investigadores por fin tiene una respuesta. Que nuestro cerebro sea capaz de evitar las distracciones es gracias a las ondas alfa del cerebro. Anteriormente estas ondas eran ignoradas por los investigadores hasta que, no hace mucho tiempo, llamaron la atención de los neurocientíficos por su especial papel a la hora de seleccionar que información debe, o mejor dicho, conviene ser ignorada.
Se trata, pues, de unas ondas que se ocupan de “callar” la actividad irrelevante del cerebro mientras producen pulsos de inhibición aproximadamente cada 100 milisegundos. Estas ondas aparecen cuando se ve que va a aparecer información que no nos interesa, es decir, distractora, momentos antes, y llega a su umbral máximo cuando aquello que podría distraer nuestra atención está presente, según han demostrado investigadores de la Universidad Nijmegen.
“Es como si nuestro cerebro cerrara la puerta intantes antes de que algo nos desconcentre” aclara el autor principal del estudio.
Este proceso se puede decir que es automático, que es totalmente inconsciente y que es mucho más intenso cuanto más “amenazadora” es la distracción, concluyen los investigadores.
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