En el mundo del deporte cualquier persona que utilice alguna sustancia que aumente su resistencia física y su capacidad de dar mas por fuera de su tradicional rendimiento físico, es penalizada en el caso de ser descubierta por utilizar lo que se conoce como “doping”. Pero también en el cerebro pueden darse casos de “doping cerebral”.
El uso de los neuropotenciadores está más extendido de lo que puedan pensar. Entre el 5 y el 15% de los universitarios estadounidenses confesaron haber dopado alguna vez sus células cerebrales con algún neuroestimulante.
Asimismo, el 34% de los maestros de orquesta admitieron haber consumido alguna vez antes de salir a escena alcohol o betabloqueantes para combatir cualquier vestigio de pánico escénico que pudieron haber sentido y los hizo temblar o sentirse agitados.
Y con nombre y apellido, un corredor de bolsa de Wall Street, Andrew Tong, desató la polémica hace muy poco tiempo al confesar haber sido dopado por su jefe para aumentar su rendimiento.
¿Se puede engañar a los procesos de aprendizaje mejorando el software del mismo?
La respuesta vino de los lugares menos pensados: de los individuos llamados “savants” o sea, aquellos que sufren el “síndrome del sabio”. Estos seres pueden llevar a cabo rendimientos extraordinarios en determinados campos a pesar de que el resto de sus facultades mentales y recursos sociales se encuentra sumamente limitados. Incluso algunos tienen un coeficiente intelectual menor de 70 cuando el normal es de alrededor de 100. El ejemplo palpable de savant es el personaje autista que inspiro a la película “Rainman” llamado en la realidad Kim Peek, y encarnado magistralmente por Dustin Hoffman. El conocía de memoria mas de 12 mil libros y podía memorizar el contenido de una pagina en segundos, podía leer simultáneamente dos paginas de un mismo libro indistintamente con los dos ojos (uno en cada página) y una extraordinaria capacidad de cálculo.
Al igual que Thomas Fuller, gran matemático y uno de los primeros savants en la historia, el cual fue examinado por su médico personal preguntándole en 1789 cuantos segundos vivió un hombre que tenía 70 años, 17 días y 12 horas, respondiendo al instante y exactamente la cifra que al médico le llevo minutos calcular: 2.210.500.800, aun a pesar de que al aspecto externo su inteligencia aparente le permitía apenas contar.
Otros savants se acuerdan de detalles de su vida como por ejemplo todas las comidas que comieron, la cantidad de aguaceros que les cayeron encima y detalles, como el caso de Stephen Wiltshire, un autista nacido en 1974, quien tras realizar un vuelo pudo dibujar de memoria sesiones panorámicas detalladas del plano de ciudades que le eran completamente desconocidas.
El cerebro de los savants procesa la información segun criterios no relacionados a la emoción. Cuando aprendemos algo con sentimientos basados en la emoción, es decir, para nosotros en condiciones normales, se puede llegar a una saturación de información proveida por los sentidos, lo cual posibilita la puesta en práctica de reacciones rápidas e intuititvas. Sin embargo, los savants o las personas con habilidades mentales circunscritas y limitadas a determinados campos elboran y almacenan cada información aferente sea relevante o no. Es el famoso caso de los llamados por todos “científicos locos”.
Sin embargo, los genios locos muchas veces transitan el delgado limite entre el genio y la locura, ya que, muchos pueden afectarse por síndromes de bipolaridad. En estos estados los afectados pasan por episodios maniacos y depresivos de manera alternante. En estado de mania algunas de estas personas realizan rendimientos sorprendentes, no sienten hambre ni sueño, piensan con una rapidez vertiginosa, son originales y se muestran llenos de fuerza creadora sin detenerse ante las inhibiciones ni condicionamientos sociales e incluso viviendo hasta su sexualidad de forma libre.
No obstante, cuando la fase de depresión cae, su capacidad cognitiva se limita hasta extremos casi de pseudodemencia, no pudiendo relizar las tareas más simples ni almacenar nuevas informaciones, desarrollando un pensamiento lento y apático, lenguaje torpe, replegándose socialmente y apagando incluso su actividad sexual.
Tanto el autismo savant y el trastorno bipolar muestran que las capacidades cognitivas y sociales de los humanos pueden ampliarse mediante procesos neurobiológicos en medida extrema pero también pueden ser reducidos por estos procesos. El mecanismo mas inmediato para ello seria intervenir directamente en los mecanismos del aprendizaje.
Hace poco creíamos que veníamos dotados de un “pool” de neuronas al nacer que debían conservarse hasta la muerte y cuya pérdida implicaba un trastorno severo con producción de una enfermedad. Hoy en dia sabemos desde hace muy poco que en determinadas zonas cerebrales se generan nuevas células nerviosas a partir de células madre y que al madurar forman sinapsis con otras células nerviosas, activando nuevas sinapsis o deshaciéndolas. Es por ello que el cerebro puede adaptarse a las exigencias del medio ambiente, de aprender nuevos contenidos y de almacenarlos, convirtiéndose en un órgano plástico y modificable en gran medida. En ese contexto, científicos han desarrollado drogas que afecten a los canales de calcio en la membrana de las células nerviosas y las proteínas que intervienen en el aprendizaje.
Una de esas drogas es el Rolipram que impide la descomposición de la CREB que es una proteina que estabiliza las sinapsis recién formadas. Aviadores militares de USA han recibido esta droga y han demostrado mayor capacidad de reacción ante situaciones de estrés y menor cometimiento de fallos en los simuladores de vuelo que los pilotos que no habían sido tratados con Rolipram. Por su parte, un viejo medicamento antituberculoso llamado D-cicloserina se une a los receptores cerebrales de glutamato y estimula la formación de redes sinápticas. Eldonepezilo, usado en la enfermedad de Alzheimer, también fomenta la producción de redes.
Sin embargo, las sustancias que potencian el aprendizaje no discriminan entre los contenidos positivos y negativos, y esto es de notar, ya que nadie quiere mantener en sus recuerdos durante más tiempo o de forma más detallada las experiencias traumáticas o desagradables. Por ello, el interés de los investigadores no está solo en la mejora de la capacidad de percibir sino en aumentar selectivamente la atención en los momentos decisivos, factor importante para dominar las tareas que se tengan que realizar.
Una droga fatal es la anfetamina Dexedrina que en 2002 provocó que dos pilotos estadounidenses mataran por error a cuatro soldados canadienses en Afganistán en un estado confusional causado por la falta de sueño. Las anfetaminas mantienen despierto al paciente por el aumento del nivel del neurotransmisor dopamina en el cerebro, causando taquicardia, nerviosismo extremo y sensación de euforia desmedida como efecto colateral del mismo. Ello lleva indeclinablemente a la pérdida del propio control.
La droga “de moda” incluso en los estudiantes de Medicina, es el Metilfenidato o Ritalina, incluso hasta el grado de aspirarse más que la propia cocaína en las universidades americanas. En niños y jóvenes no hay duda de la efectividad del tratamiento de déficit atencional conRitalina, pero no hay mejoría en las facilidades cognitivas en sujetos normales. Incluso puede dificultar el aprendizaje a largo plazo.
Hay que recordar, finalmente, que estas sustancias sólo incrementan la atención pero no proporcionan en si ningún saber, ya que el aprendizaje se liga a la emocionalidad.
La mayoría de las personas no distinguirán entre un genio o loco hasta que una persona no actúe fuera de un comportamiento social normal, tampoco saben que una misma persona puede tener comportamientos o ideas que rayan en la genialidad y al siguiente segundo tienen un comportamiento que raya en la imbecilidad, todo se debe al auto dopaje de tu cerebro, que es una acción que no puedes controlar y que te hace caer en estados de hiperactividad para luego caer en profunda depresión.
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