sábado, 27 de octubre de 2012

AUTISMO Y CEREBRO

Según un equipo de expertos de la University of Nort Carolina (EEUU) en un artículo publicado en American Journal psychiatry, a los seis meses de edad los niños con alto riesgo de desarrollar autismo ya presentan algunas diferencias cerebrales.


Según las conclusiones, se observan anomalías relacionadas con la cantidad y la organización de la sustancia blanca y con las interconexiones cerebrales durante la primera infancia.

Los síntomas del autismo suelen manifestarse después de los 2 años de vida con lo que los autores de esta investigación querían comprobar si el cerebro nos da algunas pistas que puedan indicar antes el riesgo de desarrollar antes esta trastorno. Seleccionaron a 92 niños que tenían hermanos mayores con autismo, debido a que es un factor de alto riesgo, mientras dormían se les realizaban resonancias magnéticas específicas a los 6 y 24 meses.

Una vez pasados dos años y finalizado el estudio, 28 niños (30%) reunían los criterios para diagnosticar un desorden del espectro autista. El resto, (70%) no los cumplían. Según los investigadores la diferencia entre los que desarrollaban el trastorno y los que no, estaba en la extensión de las fibras de materia blanca medidas por anisotropía fraccional.



El estudio examinó 15 tractos de fibras diferentes y encontró significativas diferencias en 12 de ellas cuando se trataba de niños con autismo. En los menores en los que se presentaba el trastorno, la velocidad con la que se organizaba la sustancia blanca era menor. Jason Wolff, principal responsable de la investigación, comenta que esta evidencia sugiere que el autismo afecta a todo el cerebro, no de forma aislada a ninguna región en particular. Según este investigador, este prometedor hallazgo es un primer paso hacia la posibilidad de desarrollar un biomarcador de riesgo que mejore nuestra actual capacidad de diagnosticar el autismo.

Mara Parellada psiquiatra infantil y juvenil y coordinadora de la unidad AMI-TEA ( atención integral a toda la población con trastornos del espectro autista) del Hospital Gregorio Marañon de Madrid, explica que cuanto antes se detecta el riesgo de autismo, antes se puede intervenir y moldear el desarrollo cerebral del pequeño. Cada vez hay más evidencia de que identificando antes a los niños con trastornos del desarrollo e interviniendo intensivamente, hay más niños que no llegan a cumplir criterios de autismo.




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