La famosa autora de libros como El tren de las 4:50, Asesinato en el Orient Express o Muetre en el Nilo, Agatha Christie, era una de las muchas personas que tenía un miedo permanente a ser entrevistada y aparecer en público. Otro gran escritor, Jorge Luis Borges, autor del famosísimo libro El Aleph, era un tímido consumado mandaba a Oliverio Girondo, un amigo suyo, a leer sus propios discursos. Otras grandes celebridades como Albert Einstein o Abraham Lincoln se pueden incluir en el mismo saco.
A día de hoy, un gran equipo de científicos ha demostrado la hipótesis de que los tímidos perciben el mundo de una manera muy diferente. Así mismo, muestran una actividad cerebral mucho más intensa ante ciertos estímulos.
Investigadores de la Universidad Stony Brook, de Nueva York, de la Universidad del Sudeste y de la Academia de China de Ciencias seleccionaron a 16 personas y les pidieron que confrontaran dos retratos compararan dos retratos similares para observar los detalles. Mientras tanto, los investigadores examinaron sus cerebros usando una Resonancia Magnética Funcional. Se vio que los tímidos pasaron más tiempo observando las imágenes y "mostraron una actividad elevada en las áreas cerebrales que se ocupan de asociar precepciones visuales y sensoriales". En conclusión, "su cerebro no sólo se ocupó de la percepción visual, sino que se activó para una elaboración más profunda de la información", explicaron los investigadores, que dieron a conocer sus resultados en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience.
Los investigadores concluyen diciendo que el cerebro de las personas tímidas percibe el mundo exterior de distinta manera gracias a la "Sensibilidad para la Percepción Sensorial". Este rasgo se caracteriza por la sensibilidad a estímulos tanto internos como externos, incluyendo estímulos sociales y los emocionales. Además, implica una predisposición a la timidez, lo que podría afectar al 6% de la población mundia. Este tipo de sujetos, añaden los investigadores, necesita más tiempo para observar y reflexionar antes de actuar. Y normalmente les molesta el ruido y las multitudes más que a la media, son más sensibles a la cafeína y se sobresaltan con mucha facilidad. Todos estes son efectos colaterales de su tendencia innata a prestar más atención a los detalles.
Los investigadores concluyen diciendo que el cerebro de las personas tímidas percibe el mundo exterior de distinta manera gracias a la "Sensibilidad para la Percepción Sensorial". Este rasgo se caracteriza por la sensibilidad a estímulos tanto internos como externos, incluyendo estímulos sociales y los emocionales. Además, implica una predisposición a la timidez, lo que podría afectar al 6% de la población mundia. Este tipo de sujetos, añaden los investigadores, necesita más tiempo para observar y reflexionar antes de actuar. Y normalmente les molesta el ruido y las multitudes más que a la media, son más sensibles a la cafeína y se sobresaltan con mucha facilidad. Todos estes son efectos colaterales de su tendencia innata a prestar más atención a los detalles.
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