Una vida activa y con movimiento no sólo es necesaria para mantener una buena salud física, sino que ayuda significativamente a mantener en forma las funciones cognitivas. Siempre se presumió que la actividad física podía tener una relación positiva en las aptitudes cerebrales, y hoy gracias a una serie de estudios desarrollados por la Universidad de Illinois, en los Estados Unidos, esta suposición tiene comprobación empírica. Efectivamente, a mayor actividad aeróbica, menor degeneración neuronal.
Anteriormente se habían realizado estudios en animales que demostraron que el ejercicio aeróbico podía estimula algunos componentes celulares y moleculares del cerebro. Lo interesante es la demostración de que algunos procesos cerebrales específicamente humanos pueden reactivarse cuando se incrementa la actividad física.
En el estudio de la Universidad de Illinois, se observó que un grupo de voluntarios –que durante 60 años habían llevado una vida muy sedentaria– había logrado mejorar sus habilidades mentales tras someterse a una caminata rápida y sostenida de 45 minutos tres veces a la semana.
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