Un estudio realizado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pennsylvania, descubrió zonas del cerebro que se iluminan cuando las personas mienten. Según los investigadores, su cerebro lo inhibe de decir la verdad y eso hace que el lóbulo frontal esté más activo.
Según la revista "QUO" mentir requiere un incremento de la actividad cerebral en las regiones involucradas en la inhibición y el control. Al mentir se presenta sudoración porque aumenta la presión arterial, la frecuencia cardíaca, respiratoria y hay cambios en la actividad eléctrica de la piel.
Se ha demostrado mediante estudios médicos que las imágenes tomadas del cerebro de las personas que mienten, no son para nada similares a las de aquellas que dicen la verdad.
Scott Faro, director del centro IRM de la Escuela de Medicina Temple, de Filadelfia mantiene la teoría de que hay zonas del cerebro especializadas en el engaño y también podrían medirse con imágenes de resonancia magnética, además refiere que descubrieron 7 zonas de activación de la mentira y 4 áreas de la verdad.
En el cerebro habría zonas de engaño, así como también zonas del cerebro que se especializan y encargan de la verdad. El resultado encontrado por las imágenes marca una notoria diferencia.
Este estudio fue llevado a cabo con la colaboración de 13 voluntarios, a los cuales se les pidió que se expresaran acerca de un tema. De estos 13, 10 debieron de mentir y 3 decir la verdad, cada uno de ellos estaba conectado a un detector de mentiras, el cual trabajaba mientras opinaban acerca del tema, además se les aplicaba Resonancia Magnética.
Mientras que el detector de mentiras es capaz únicamente de registrar las respuestas periféricas que provoca la mentira, las imágenes de resonancia magnética proporcionan información acerca del origen mismo de la activación cerebral que produce el acto de mentir. Es decir, permiten acudir directamente al órgano que produce la mentira: El cerebro.
Así mismo, las redes cerebrales utilizadas para expresar una mentira espontánea son diferentes de las que se utilizan para expresar una mentira memorizada. La mentira espontánea estimula una parte del lóbulo frontal relacionada con el funcionamiento de la memoria, mientras que la mentira ensayada estimula una parte distinta en la corteza frontal derecha, relacionada con la memoria episódica.
Nuestros pensamientos están codificados con patrones específicos de actividad cerebral, nos permiten identificar pensamientos nuevos o recurrentes mediante un escáner cerebral y mediante el campo científico llamado reconocimiento de patrones o aprendizaje automático, es posible visualizar los patrones de pensamiento a través de un ordenador, como ocurre en el reconocimiento de huellas digitales. La activación de una u otra área cerebral determinará si la persona miente o dice la verdad.
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